Los efectos dramáticos del frío Ártico que ha invadido Europa estos días ponen en evidencia la necesidad de la puesta en marcha de medidas concretas de la nueva PAC para un futuro sostenible del sector vitivinícola.
Esta semana quedará grabada en la memoria de muchos viticultores la vana lucha que se ha librado contra las bajadas de temperatura de hasta los -9ºC que ha azotado a los viñedos en plena brotación en Centroeuropa, principalmente en Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Slovenia y el Norte de Italia, y que ha dañado hasta el 100% del viñedo debido a las heladas.
A estas alturas, que ya es inútil lamentarse ante el daño producido; es momento de aprender la lección de este episodio de heladas y tomar en consideración la necesidad poner en marcha sistemas mucho más eficientes que protejan a los viticultores contra los riesgos climáticos, cada vez más importantes y devastadores y que afectan a todas las regiones europeas productoras de vino.
Desde la AREV insistimos en que los presupuestos actuales no son suficientes. El plan de recuperación, así como la futura política agrícola y las orientaciones del Pacto Verde Europeo (Green Deal), deben promover una verdadera sostenibilidad de la viticultura.
La resiliencia y la sostenibilidad debe basarse en una tríada de inversiones, con un presupuesto específico, a través de la adopción de medidas por parte de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, que :
1) Apoyen acciones en favor de la viticultura de precisión y la lucha contra las heladas, mediante la implantación de soluciones sostenibles como son, entre otros, de molinos de viento,
2) Impulsen una política de promoción dinámica, ampliamente abierta al sector vitivinícola en toda su diversidad,
3) Garanticen la resiliencia a través de instrumentos de cobertura de seguro contra riesgos climáticos y el desarrollo de fondos mutuos para la estabilización de los ingresos del viticultor y una reserva europea eficaz para la gestión de crisis.
Solo de esa manera podremos abordar con éxito el reto de las futuras políticas europeas en el futuro de la agricultura y las zonas rurales de la Unión Europea: conciliar las expectativas de la sociedad, los retos económicos, y los de la PAC bajo el prisma del doble rendimiento: no hay beneficio económico sin más protección del medio ambiente, ni protección del medio ambiente sin beneficio económico.