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La PAC 2023 avanza, pero hasta entonces, ¿qué ocurre con el sector vitivinícola?

Tras las gestiones realizadas desde el ámbito político y profesional del sector vitivinícola europeo, representado en el seno de la Asamblea de Regiones Europeas Vitícolas (AREV), con los diferentes representantes con capacidad de tomar medidas de activación de un presupuesto extraordinario para la recuperación del sector vitivinícola y, una vez celebrado el día de ayer el Consejo de Agricultura y Pesca, sin unas conclusiones claras a este respecto, desde la AREV hemos de lamentar la insuficiencia de las medidas que se están adoptando a este respecto para que realmente tengan un impacto equilibrador en la vida de los conciudadanos, viticultores y agentes que integran el sector vitivinícola. 

La situación de deterioro en que se encuentra el sector vitivinícola, a consecuencia de las tensiones comerciales, principalmente entre la UE y los Estados Unidos, los efectos de la pandemia de la Covid-19 y el paso del temporal de heladas de frío Ártico, como situación excepcional, requiere de medidas excepcionales por parte de la Comisión Europea, que solo se consiguen con voluntad política.

Los progresos realizados en los debates sobre la nueva PAC son necesarios, de cara a la puesta en marcha de la nueva PAC en 2023, pero también, de forma paralela debe atenderse la necesidad de este sector, avalada por una representación de regiones que producen más del 96% del vino de la UE.

En estos momentos de dificultad, como el que vive el sector vitivinícola, es cuando se necesita unidad, apoyo de las instituciones y valor en la toma de decisiones.  La toma de decisiones basada en datos objetivos y en la escucha de las diferentes partes interesadas es, sin duda, el verdadero reflejo del éxito o fracaso de la labor de los gestores elegidos al frente de las instituciones, en este caso, de las instituciones europeas.

Desde la AREV queremos manifestar nuestro firme apoyo a la declaración conjunta, efectuada el pasado viernes, 23 de abril, por parte de las organizaciones comerciales del vino españolas, francesas e italianas que se alinea con las demandas que esta organización viene llevando a cabo desde el verano pasado.

Asimismo, queremos manifestar, respecto a las acciones propuestas por la Comisión en el marco de las estrategias «de la granja a la mesa» y de la biodiversidad, y del plan de la UE de lucha contra el cáncer, que se encuentran alineadas con una lógica positiva en la gestión necesaria que ha de hacerse: mejorar la calidad de los productos que se ponen a disposición del consumidor y proteger la salud de nuestros conciudadanos.  No obstante, la AREV no puede aceptar que productos del sector vitivinícola sean estigmatizados mediante su inclusión de listas de productos nocivos o prohibidos, o incluso que se les retire el acceso a determinadas ayudas.

El vino es un producto que forma parte de la historia, de las tradiciones y del ADN de la cultura europea.  Forma parte y da forma a nuestros paisajes, vertebra nuestro territorio rural, generando una actividad socioeconómica que mantiene vivos nuestros pueblos y frena el despoblamiento.  Asimismo, forma parte de la dieta mediterránea, reconocida por la Organización Mundial de la Salud y, consumido con moderación, contribuye a un estilo de alimentación de los más saludables del planeta y que, además, ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Por todo ello, es necesario que las instituciones europeas se detengan a escuchar con detenimiento las demandas que plantea este sector y para lo cual, la AREV estará a su disposición para canalizar y dinamizar las alternativas que planteen, a través del ámbito político y profesional de las regiones europeas vitícolas.